Broderick (2001) explica que el diseño
instruccional “es el arte y ciencia aplicada de crear un ambiente instruccional
y los materiales, claros y efectivos, que ayudarán al alumno a desarrollar la
capacidad para lograr ciertas tareas”. Dorrego y García (1993) definen la
instrucción como un “proceso mediante el cual se orienta el aprendizaje de un
individuo, tomando en cuenta los resultados esperados del aprendizaje, así como
las características y fases de este último proceso” (p.191).
Lanza (2015) cita a Martínez (2009), quien
considera que el diseño instruccional en educación a distancia, significa:
(…)
considerar minuciosamente la instrucción con la finalidad de lograr un ambiente
que facilite el aprendizaje. Es organizar y orientar hacia resultados
prescritos el plan de estudios, contemplando las normas a seguir, buscando el
(los) método (s) de la variedad existente que convenga (n) y algo subyacente
por definición: contar con el respaldo institucional. (p.109)
Según Dorrego y García (1993), las etapas del
diseño comprenden las siguientes metas:
1. Determinar
la necesidad instruccional en concordancia con los fines y objetivos
curriculares.
2. Establecer
los objetivos terminales de la instrucción.
3. Descomponer
los objetivos terminales en las habilidades que se requieren para alcanzar de
una manera progresiva la meta final.
4. Formular
objetivos específicos a partir del análisis estructural realizado
anteriormente.
5. Definir
las estrategias instruccionales y diseñar instrumentos de evaluación.
6. Producir
los materiales instruccionales y elaborar los instrumentos de evaluación.
7. Planificar
la evaluación formativa y sumativa de los diversos componentes.
Cabero (1994) señala que en los diferentes diseños
instruccionales, es importante enfocar la evaluación de medios y del entorno
virtual de aprendizaje desde varias perspectivas:
1. Evaluación del medio en sí:
determinar las características didácticas y técnicas intrínsecas.
2. Evaluación comparativa del medio:
realizando un contraste con otro medio.
3. Evaluación económica: costos
del diseño, de la producción y de la evaluación.
4. Evaluación didáctica curricular: su influencia sobre otros
cursos, requisitos previos e interrelaciones entre conocimientos.
5. Evaluación de los productores del curso.
6.
Evaluación
sobre la base de juicios de expertos.
7.
Evaluación
por parte de los usuarios.
Mason y Kaye (1990) señalan que la aplicación de la
comunicación mediada por ordenador estaba haciendo cambiar la naturaleza y
estructura de las instituciones de educación a distancia a diferentes formas,
como la desaparición de las distinciones conceptuales entre la educación a
distancia y la educación presencial. El cambio de los roles tradicionales del
profesorado, tutores, y todos en general, proporcionaban una oportunidad, que
nunca existió antes de crear una red de estudiantes, un espacio para el
pensamiento colectivo y acceso a los pares para la socialización y el
intercambio ocasional.
Esteller y
Medina (2010) proponen el modelo de diseño instruccional de Davis, con un
enfoque conductista, el cual hace referencia a las nuevas tecnologías en su
aplicación a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Considera el desarrollo
de una actitud crítica para valorar el entorno social, así como la utilización
de una variedad de medios tecnológicos para expresar el pensamiento y la
creatividad. Este diseño establece las siguientes fases para el diseño
instruccional:
1. Aplicación
de los principios del aprendizaje que siguen los individuos.
2. Establecer
el estado actual del aprendizaje humano.
3. Establecer
y definir los objetos de aprendizaje.
4. Planificar
y aplicar un sistema de evaluación.
5. Descripción
y análisis de las tareas.