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sábado, 25 de noviembre de 2017

La Educación a Distancia (EaD)

El marcado interés por la Educación a Distancia (EaD) ha provocado que en los últimos años hayan sido numerosas las literaturas creadas para tratar de encontrar la definición que plasme la esencia de esta diferente forma de educar. Y con  ello la designación usada desde el siglo pasado como enseñanza abierta y a distancia resulta ser una expresión imprecisa a la que se pueden atribuir y de hecho se atribuyen, muy diversos sentidos, como ya señalaba McKenzie (1979) hace más de tres décadas.
La EaD de hoy no es la misma que la de hace 160 años, cuando nacía, ni la misma de la década próxima. Ni siquiera se entiende de la misma manera en diferentes contextos geográficos o institucionales en la época actual, lo que quiere decir que la misma ha ido evolucionando con los nuevos cambios, avances y mejoras que proveen las experiencias y nuevos estudios en cuanto al tema.
Han sido muchos teóricos los que se han acercado a este reto y muchos de ellos abandonaron el intento. Existe, por otra parte, gran diversidad de propuestas metodológicas, estructuras y proyectos de aplicación de esta modalidad de enseñanza; lo que  es cierto, es que se va afianzando cada vez más como una forma atractiva de enseñar y aprender, pues a través de ella pueden ofertarse programas educativos y de formación de alta calidad probada en términos al menos similares a los de los formatos presenciales, porque cuenta con una serie de atributos y ventajas.
Según Aretio (2007), la Educación a Distancia es:

un sistema tecnológico de comunicación masiva y bidireccional que sustituye la interacción personal en el aula del profesor y alumno, como medio preferente de enseñanza, por la acción sistemática y conjunta de diversos recursos didácticos y el apoyo de una organización tutorial, que proporcionan el aprendizaje autónomo de los estudiantes.


Lanza (2015), cita a Guanipa y González (2010), quienes realizaron una interesante revisión documental en la cual se evidencia la importancia de la formación del profesor universitario en la educación del siglo XXI, motivado a que el futuro de la sociedad del conocimiento descansa, en gran parte, en la excelencia y diversificación de una educación para todos y para toda la vida. Los autores afirman que la educación superior demanda aspectos como: revolucionar en las metodologías de la enseñanza, usar las TIC en educación, y enfrentar la obsolescencia de los contenidos, ameritando la presencia de estructuras organizativas más flexibles que permitan el acceso al conocimiento, a través de una formación crítica e interactiva que suscite la construcción de saberes a través de un proceso de constante reflexión.
Vásquez y Suárez (1999), explican que la Educación a Distancia es:

un subsistema educativo implementado para formar sujetos que por su lugar de residencia, su edad, sus intereses, su disponibilidad de tiempo, por sus objetivos específicos, por sus estilos de aprendizaje, etc. No pueden asistir a un local permanente y sujetarse a normas legales y estándares de diverso tipo que lo hacen restrictivo, o son limitantes. Esta modalidad usa un conjunto de estrategias elaboradas con los medios de comunicación de punta y que permiten niveles altos de calidad por su diversidad, flexibilidad, rapidez y oportunidad con la que se dan, logrando que el hombre esté mejor capacitado para responder eficientemente a los retos que diariamente le exigen la vida y el trabajo.

Según Perkins (2003), la Educación a Distancia es:

(…) una metodología educativa no presencial, basada en la comunicación pluridireccional mediatizada, que implica amplias posibilidades de participación de estudiantes dispersos, con un alto grado de autonomía de tiempo, espacio y compromiso y la orientación docente, dada en el diseño, en la elección de los medios adecuados para cada caso en virtud de los temas y con consideración de las posibilidades de acceso de los destinatarios a los mismos, y en las tutorías. (p.37)

Esta modalidad no requiere que los estudiantes estén físicamente presentes en el mismo lugar con el facilitador o instructor. Históricamente, estudiar a distancia significaba aprender por correspondencia. Hoy en día, el audio, el video y la tecnología en computación son herramientas más comunes para poner en práctica esta modalidad; así mismo, los programas de EaD son concebidos como un medio de educación formal o no, que permite integrar a personas que, por motivos culturales, sociales o económicos no se adaptan o no tienen acceso a los sistemas convencionales de educación.
Quevedos (s/f), autora del texto Proyectos de Educación a Distancia en Venezuela, expone que:

el fenómeno de la educación a distancia comienza a cobrar un desarrollo importante desde la utilización del vídeo y muy recientemente la telemática como medios pedagógicos. Sin embargo, sus orígenes se pueden encontrar en las necesidades individuales y profesionales y en las aspiraciones de crecimiento educativo y social del adulto.

Actualmente, en Venezuela se ofrecen diversas oportunidades para la EaD. Algunas instituciones educativas mantienen convenios con organismos y otras instancias académicas en el exterior que les permite aumentar la gama de opciones para la preparación de profesionales en el país. En 1975 nace la Comisión Organizadora de la Universidad Nacional Abierta (UNA), que produjo su creación de manera oficial en el año 1977. Con el pasar de los años, diferentes universidades empezaron a ofrecer algunos estudios a distancia, mediante lo que denominaron Estudios Universitarios Supervisados (EUS).

Por lo tanto, la EaD es una modalidad de la educación con un método de enseñanza no tradicional (no presencial), que ejecuta los procesos administrativamente igual a la presencial, con una organización académica y de gestión bajo líneas rectorales universitarias con autonomía propia que permite al estudiante o profesional prepararse en cualquier campo a través de las TIC.